Tras una etapa de recuperación paulatina, el turismo vuelve a convertirse en motor de crecimiento económico para las comunidades. El aumento constante de llegadas internacionales, junto con el gasto en servicios locales, está generando un impacto profundo en distintos sectores productivos. En Chile, por ejemplo, el primer trimestre de 2025 registró un repunte significativo, contribuyendo al 2,3% del crecimiento del PIB nacional, según datos del Banco Central.
El resurgir del turismo no solo atrae visitantes, sino que también dinamiza actividades tradicionales y fortalece el tejido social. Los beneficios se extienden desde la creación de empleos hasta la mejora de infraestructuras, pasando por la generación de divisas que sostienen proyectos comunitarios. A continuación analizamos en detalle los principales efectos, ejemplos internacionales y las perspectivas a futuro de esta tendencia.
Generación de empleo y bienestar social
El sector turístico es una fuente clave de trabajo directo e indirecto. En Chile ocupa al 7,4% de la fuerza laboral, lo que equivale a cientos de miles de empleos en hoteles, restaurantes, agencias de viaje y actividades recreativas. Este crecimiento ha permitido a muchas familias acceder a oportunidades antes inaccesibles, mejorando tanto su estabilidad económica como su calidad de vida.
En el condado de St. Johns/St. Augustine, Estados Unidos, el gasto de visitantes generó 32.400 puestos de trabajo y $854,2 millones en nóminas directas. Este ejemplo demuestra que una apuesta decidida por el turismo receptivo puede multiplicar las fuentes de ingreso para residentes de zonas urbanas y rurales.
- Hostelería y servicios de alojamiento
- Guías turísticos y transporte
- Comercio local y artesanías
- Actividades culturales y de ocio
Gracias a esta diversificación, los trabajadores encuentran oportunidades laborales estables y las familias experimentan mejoras en acceso a salud, educación y vivienda. Además, la reducción del desempleo fortalece el tejido social y promueve una mayor cohesión comunitaria.
Diversificación y dinamismo económico
La reactivación turística impulsa la creación de nuevas empresas y la expansión de las ya existentes. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) aprovechan el alza de visitantes para ofrecer productos locales, tours personalizados y experiencias gastronómicas únicas. Esta dinamización de las economías regionales reduce la dependencia de sectores tradicionales, como la minería o la agricultura, y fomenta un comportamiento empresarial más flexible.
La inversión en infraestructura turística, como aeropuertos, carreteras y centros de convenciones, atrae a su vez capitales adicionales. Al mejorar la conectividad y los servicios, se genera un círculo virtuoso: los visitantes disfrutan de mejores instalaciones y las empresas locales pueden proyectar su oferta a nuevos mercados.
Además, la digitalización y el marketing online han permitido a destinos emergentes posicionarse con rapidez. Plataformas de reservas, estrategias en redes sociales y experiencias virtuales incrementan la visibilidad, consiguiendo que lugares antes desconocidos se conviertan en polos de atracción.
Desarrollo local y flujo de divisas
El gasto de turistas extranjeros es una fuente de divisas crucial para la economía nacional. En Chile, los visitantes dejaron más de US$3.600 millones en divisas durante el último año, lo que reforzó la balanza de pagos y aportó liquidez al mercado. Esta inyección financiera se redistribuye a través de bienes y servicios como alimentación, transporte y entretenimiento.
- Establecimientos de restauración y hospedaje
- Transporte terrestre y aéreo
- Servicios de guías y actividades recreativas
- Artesanías y comercio minorista
Los impuestos generados por el consumo turístico financian proyectos de infraestructura urbana, programas culturales y mejoras en servicios públicos. De esta manera, la comunidad recibe de vuelta parte de la inversión realizada en su territorio, beneficiándose del fortalecimiento de la red de servicios y de la renovación de espacios públicos.
Retos y oportunidades para el futuro
A pesar de los logros alcanzados, el sector enfrenta desafíos que requieren atención. La sostenibilidad y la gestión responsable del medio ambiente son claves para evitar la sobrecarga de destinos y preservar los recursos naturales. Asimismo, la globalización exige una mayor sensibilidad intercultural y dominio de idiomas, especialmente el inglés, para atender a un público diverso.
La adopción de prácticas sostenibles, como el uso responsable de agua y la promoción de energías limpias, se vuelve cada vez más valorada por los viajeros. La diversificación de la oferta, incluyendo turismo rural, ecoturismo y experiencias culturales auténticas, ayudará a mantener el interés y a repartir los beneficios entre más comunidades.
El sector turístico global proyecta un crecimiento del 3,6% para 2025, con España liderando en Europa gracias a un avance del 4,5% en turismo internacional. En este contexto, la innovación digital, el análisis de datos y la colaboración público-privada serán fundamentales para consolidar un crecimiento sostenible y equilibrado.
Conclusión
El rebote del turismo se traduce en oportunidades de desarrollo económico y social para comunidades de todo el mundo. Al generar empleo, diversificar la economía y atraer divisas, el sector se posiciona como una pieza clave para el bienestar colectivo. Con una visión estratégica que integre sostenibilidad, digitalización e inclusión, el turismo puede seguir siendo un pilar de progreso a largo plazo.